Iniciamos
este primero de enero quitando esos calendarios del año pasado en las paredes,
imaginado los proyectos por venir, deseando comernos el mundo entero, buscando
de todas las formas posibles existir en este universo, escribiendo
equivocadamente las fechas cuando se nos olvida que 2017 es historia. Por mucho
que piense que estos días son como cualquier otro es imposible admitirlo,
nuestro Calendario Gregoriano es un acuerdo histórico de nuestra cultura y
debemos respetar.
Borges
en un poema nos dice: “He cometido el peor de los pecados que un hombre puede
cometer. No he sido feliz”...
y estoy seguro que la felicidad como el fin mismo de esa búsqueda permanente de
la vida no la vamos encontrar en las banalidades, trivialidades y frivolidades
de la vida. La felicidad para algunos son momentos, son instantes como
estrellas fugaces, nadie es completamente feliz. Tengo tan presente, aquella
escena de la película Matrix, cuando al sonido del Arpa, suculenta comida, fino
restaurante, Cyper saborea un delicioso filete y el agente Smith lo observa,
Cyper le dice: “Tú sabes, yo sé que esta carne no existe. Yo sé que esta carne,
sé que cuando pongo esto en mi boca, Matrix está diciendo lo que es; jugoso y
delicioso. Después de nueve años, ¿sabes lo que me doy cuenta? Que la
ignorancia es Felicidad”
Debo
admitir, pasé mucho tiempo reflexionando sobre eso; aturdido, pensando y con el
“eco en la mente” sobre que la ignorancia es la felicidad. En muchas aceras hay
pobres criaturas ignorantes que tuvieron su cuota de felicidad ayer, así el
borracho es tan feliz en su mesa llena de cervezas como el drogadicto aspirando
o inyectándose toda clase de drogas. Y para ser feliz vuelve de nuevo cuando en
la sobriedad no soporta las responsabilidades de la vida y no aprende a convivir
con los dolores e injusticias de este mundo. Es feliz el comprador compulsivo,
nos pasa a todos, sentimos esa sensación que llenamos todos los vacíos habidos
y por haber, es feliz aquel adolescente que es el centro de atención en el
grupo, ¡que tortura para esa pobre criatura! un libro abierto, una lectura
reflexiva y el constante estudio, aburridísimo. La ignorancia es la felicidad.
Pero
a quien catalogan el hombre más feliz del mundo es un francés, Matthieu Ricard,
que no es para nada ignorante, con un doctorado en biología molecular y la
constante meditación le ha hecho acreedor del hombre más feliz, por los
diversos estudios que le han realizado a las reacciones química del cerebro en
diversos laboratorios, (puede leer sobre Ricard, en este breve y pequeño
artículo, igual en youtube hay documentales sobre él https://elpais.com/…/2017/08/03/buen…/1501774872_089691.html)
la comparación es el asesino de la felicidad dice Matthieu. Es cierto, estarnos
comparando constantemente con los otros, deseando los reconocimientos del otro,
añorando lo del otro, buscando lo que el otro alcanzó, ver con recelo el
triunfo del otro. Esto ya lo había dicho el poeta Max Ehrmann en Desiderata que
más de algunos de ustedes habrán escuchado: “Si te comparas con los demás,te
volverás vano y amargado, pues
siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú” para mí es un rito
iniciar un primero de enero con los ojos cerrados y respirando profundamente
mientras escucho Desiderata, exclamado por Arturo Benavides.
Me
atrevo a ponerle palabras demás a la felicidad, para diferenciar la felicidad
del ignorante, es la felicidad de conciencia, esa felicidad que nos hace sentir
que labramos y caminamos por la vereda correcta, el camino que vamos despejando
y quitando los obstáculos en el esfuerzo por cumplir nuestros proyectos, esa
felicidad que con lágrimas de dolor y no de odios ni rencores purificamos la
vida, deseando con la mayor honestidad del mundo lo mejor para los demás, sin
el impostor pensamiento de creer que cuando alcanzamos el éxito llega la
felicidad completa. Recuerden lo que decía Gabriel García Márquez un genio de
la literatura: “He aprendido que el mundo quiere vivir en la cima de la
montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la
escarpada”
Me
despido con unos versos del Poeta Español Antonio Machado: “Caminante no hay
camino, el camino se hace al andar”
¡Saludos
y “felicidad de conciencia” para todos en este 2018. No demos por perdida las
esperanzas.
Josué E. Polanco
1 de enero de 2018, Villanueva,
Cortés
polancoedmuno1986@gmail.com
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