Para terminar de serlo tendría que ir a una gasolinera comprar un
galón de gasolina, actualmente en mi país tendría que decir 5 litros,
abrirme paso hasta el Congreso, al Ministerio Publico, alguna Municipalidad, o
alguna secretaría, todos me mirarían alrededor con sorpresa, si tuvieran
idea de lo que habría de hacer me detuvieran al instante. Mientras mi corazón
palpitara rociaría todo mi cuerpo encendería una cerilla o un fósforo y
me prendería por completo, mientras la carne se derrite y el olor a pelo
quemado pudiera sentirse a metros, dirían; loco, enfermo, suicida y
algunos tratarían de apagar una llama que nunca se debilitará. Eso es lo que
hizo Mohamed Bouazizi. El padre de la Primavera Árabe, el que prendió la
mecha de las revoluciones que acapararon la atención de los medios de
comunicación, Túnez, Egipto, Libia hoy Siria y que la llama quiere prenderse en
España, Italia, Grecia, con los llamados indignados.
Morir de la manera mas trágica, dramática y dolorosa fue mejor elección
que la miseria de una vida en Túnez. Un gobierno encaramado por 23 años en el
poder, corrupto, policías mordelones, educación y salud por los suelos. Todos
estos problemas fueron cúmulos de indignaciones que afectaron la cotidianidad
de la vida en Mohamed, haría falta poco, bastaría un temblorcito para hacer
erupción en un volcán, bastaría el aleteo de una mariposa para producir
una avalancha de nieve que tragaría y sepultaría una buena parte del
mundo. El corazón de este ciudadano tunecino era todo eso, un volcán o una
montaña de nieve. Todo empezó cuando policías municipales le exigieron
mordidas por el puesto de verduras que administraba, tenía un diplomado
universitario en informática, él se negó y debió pensar;- darles a estos
policías dinero es dejar hambreando a mi madre, es no pagarle estudios a
mi hermana, es no comprarle ropa o pagar la vivienda para mi familia y con la
vida tan cara en este país...
Los policías lo golpearon le quitaron su digna herramienta de trabajo;
una carretilla para legumbres y frutas, fue a reclamar en instituciones
competentes, no le escucharon. Pero regresó con gasolina y dispuesto a
todo, ser escuchado o atendido, no funcionó. Ya era tarde, se convirtió
en una antorcha que pasó el fuego a todos los demás ciudadanos, sobrevivió unos
días en un Hospital de Túnez, todos los intentos del sátrapa Ben Ali, ex
presidente y dictador de Túnez, que lo fue a visitar a la sala donde convalecía
no dieron los resultados esperados para el aparato estatal de esa nación, el
pueblo estaba con la ira en la cabeza y cuanto más golpes, toleteadas, gaseadas
recibían de los policías tomaban mas fuerza y encendían sus corazones, tenían
un solo pensamiento; -“esto no es nada comparado con lo de Mohamed Bouazizi.”
El dictador Ben Ali visitando a Mohamed Bouazizi |
El sátrapa Ben Ali sabía que el poder se le escapaba de sus manos, hizo
maletas, sercioró sus cuentas millonarias en otros países. En Francia le
negaron la entrada y fue a parar a Arabia Saudita. Lo sorprendente de
todo es que no solo Túnez estaba encendido e indignado por sus condiciones de
vida y que Mohamed los había despertado de un letargo sueño, toda esa
hecatombe se convertiría en una Cordillera de indignaciones, traspaso paises y
continentes, siguió Egipto con Mubarak después Libia Con Gadafi los jazmines
florecían de terror y la primavera Árabe la comparo con la Toma de
La Bastilla en Francia.
No soy rico por que tenga más que usted ni soy pobre por que
necesite menos de lo que tengo. Para que mejor me entiendan en esta vida como
le escuché a Facundo Cabral no es rico el que más tiene sino el que menos
necesite. Pero por mucho optimismo que tengamos me hago estas preguntas: ¿será
que los gobernantes no observan la miseria de sus gobernados?, ¿cuantos hay
ahorita recogiendo basura, esparciendo su miseria a montones?, ¿cuantos
tienen techos de cartón que cuando llega la lluvia un nailon es una bendición?,
¿cuantos ahorita la única melodía que escuchan es su retorcijo de tripas?,
¿cuántos recién nacidos por leche toman la esencia del
maíz mezclado con agua?, si a veces yo, que dependo de un salario
tengo que hacer malabares cuando me atrasan el pago para llevarme la
comida a la boca, no digamos esas personas que ni nombre tienen y que no
aparecen en libros registrados. El problema no es tanto la falta de
recursos sino ver una clase política con todas las comodidades y que acapara
todos esos recursos, porque Honduras si tiene todos los medios para que sus
ciudadanos tengan una buena calidad de vida. Al menos a mí me indigna un
programa que transmiten en Televicentro y lo veo a veces para entender la razón
de mi ira; se llama Gente, aclaro que allí también presentan personas
honorables. Pasan allí y en páginas sociales de periódicos gentes que quebraron
bancos en Honduras, gentes que no pagan impuestos, son gente esos que
el cóctel de camarones espera por ellos, son gente los dueños y
monopolizadores del país, son gente los esclavizadores que piden más remesas
para alimentar estómagos de peces gordos, son gente solo ellos, los demás
los de abajo, son animales. ¿Habrá suficientes razones para indignarse?
Entiende ahora porque a
veces soy Mohamed Bouazizi seguro estoy que muchos hondureños también tienen
los mismos sentimientos, los desempleados y miserables que jamás leerán estas
líneas y que ni siquiera saben que existió un hombre llamado Mohamed Bouazizi
que hizo correr ríos de tinta y llenó periódicos de su vida. Él no fue un
filósofo como los que alentaron la revolución francesa, fue un ciudadano común
y que al igual que usted se indignaría. Él un día común y
corriente se sintió indignado.
Escrito por Josué Edmundo Polanco Lemus
Escrito por Josué Edmundo Polanco Lemus