Lo
leí en Diario Tiempo no hace muchos años. Los medios de comunicación prestaron mas atención a los actos jocosos como el
saludo de Obama con Chávez y el obsequio del libro Las Venas Abiertas de América
Latina al presidente norteamericano. Pasaron por alto el discurso del ex
presidente de Costa Rica; Oscar Arias. Tiempo después los medios pusieron los
ojos en las palabras del mandatario costarricense.
Desde el momento que lo leí, atrapo todos mis niveles cognoscitivos; comprendí
nuestra historia, apliqué sus palabras a la realidad nuestra y evalúo emitiendo
mi juicio crítico al respecto.
Son
tres aspectos que Arias apunta y que me
parecen reflexivos; lo inverosímil e injustificable
razón de echarle la culpa de nuestros problemas latinoamericanos a los Estados
Unidos, el constante pedir y reclamar al país mas poderoso del mundo y las
discusiones a estas alturas sobre ideologías.
Sobre
lo primero, Estados Unidos si bien es
una nación que a muchos no les agrade, hay que reconocer el empeño en proveerles a sus ciudadanos la
mayor felicidad posible. Tampoco es que sea el paraíso, tienen muchos errores políticos,
pero la calidad de vida, su tecnología, toda la maquinaria económica y si hay
algo que admiro del país norteamericano es la capacidad para levantarse de
sus caídas y salir airoso de todo
problema. También me gusta que no suelan
repetir los errores del pasado. Para
sustentar lo que digo pondré ejemplos: la crisis económica de los años treinta mejor conocido como la gran depresión
fue una hecatombe social y política que traspasó
las fronteras, salieron adelante, la
guerra fría, los fracasos de la Nasa, el magnicidio de su presidente John F. Kennedy y si viajamos mas atrás en la
historia la gran guerra civil que ocasiono muchas muertes al país, entonces
presidente Abraham Lincoln quién también
fue asesinado y si regresamos al 2001
nos encontramos con el ataque terrorista del 11 de septiembre.
No
suelen repetir sus errores y les pondré el
ejemplo mas fresco, de hace poco; la
elección de un presidente negro, algo jamás impensable a mediados del siglo XVIII y la década de los sesenta. Allí crearon una
organización racista que aún sigue
vigente pero en menores proporciones a la era de Kennedy, se llama ku klux klan. Haber elegido un
presidente negro es haber aceptado sus
errores pasados y una lección para el mundo entero. Tal parece que con tanto fracaso no se quedaron tirados lamentándose,
mas bien se fortalecieron sino hoy
estuvieran cruzando fronteras para otro lado y desfilando con los países del
tercer mundo.
El
constante pedir de estos países llega al punto del vasallaje
colonial, esa mendicidad que le agarra a algunos países de Latinoamérica
es penosa. Arias nos hace ver que somos nosotros los culpables de nuestros
fracasos, porque es mas cómodo echarles la culpa a otros de nuestras caídas que
levantarse de ellas y salir adelante, es mas fácil pedir que trabajar, es conformista la forma de hacer política
que asumir el compromiso de proveer al ciudadano la mejor calidad de vida
renunciando a intereses mezquinos y aburguesados. Y la pregunta lapidaria del ex presidente; ¿Qué hicimos mal? Si en Latinoamérica ya había universidades antes que Estados
Unidos, si hace 60 años Honduras era más rico que Singapur, si hace 50 México más
que Portugal. La respuesta del ex
mandatario es el deficiente sistema educativo, el desmedido gasto de armas sin
sentido porque los enemigos que carcomen nuestra vida dice Arias: es la falta de educación; es el analfabetismo; es
que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la
infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los
aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la
degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente
nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no
estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Por
último el tema de las ideologías que a mi parecer ninguna es mas buena ni mas
mala que otra. Del capitalismo se rescata la prosperidad y se difiere su
salvaje ambición monopolizadora y del socialismo rescato la solidaridad económica
y equidad. Pero muchos nos quedamos empantanados discutiendo cual es la mejor y
la que nos parece debería ser el sistema que rija la vida política del país. Todavía
hay muchos que creen en la utopía comunista y le tienen pavor al socialismo porque
son como hermanos gemelos. No lo creo así, países como Venezuela, China y ahora
poco a poco Cuba se han embarcado en el viaje enriquecedor del libre mercado, lo que hace
diferente a estos países aparte de la dignidad es que hacen negocios en
igualdad de condiciones. No como el TLC que firmo con USA el panameño ricardo maduro
(lo escribo en minúscula a propósito) en donde nosotros exportamos piñas y bananos y
ellos computadoras, beneficiando solamente
a sus empresas y empresarios. Sin
salirme del tema el discurso pronunciado por Oscar Arias es histórico y deberíamos
reflexionar sobre ello.
No
soy de la idea de estar pegando aquí en mi blog lo que no me pertenece, hoy
haré una excepción si usted quiere leer el discurso sin ir a otra web aquí esta.
Discurso del
Presidente de Costa Rica, Óscar Arias, en la Cumbre de las Américas Trinidad y
Tobago
Tengo la impresión de que cada vez que los países
caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos
de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es
para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y
futuros.
No creo que eso sea del todo justo. No podemos
olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos
creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese
país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por
lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran
pobres. Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se
montan en ese vagón:
Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda, y así la Revolución Industrial pasó por América
Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la
oportunidad.
También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop, ni español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir una Ciudad sobre una Colina, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur en cuestión de 35 ó 40 años es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.
También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop, ni español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir una Ciudad sobre una Colina, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur en cuestión de 35 ó 40 años es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.
¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas
que hemos hecho mal.
Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años.
Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría
de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados
Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los
europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América
Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que
tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en
los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.
Nosotros tenemos países donde la carga tributaria
es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie,
excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros
países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro
veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano
norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es
culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.
En mi intervención de esta mañana, me referí a un
hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema
de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica
también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocados. Porque no puede
ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la
pobreza del 80% de la población del mundo en un planeta que tiene 2.500
millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día y que gaste 13 veces más
($1.300.000.000.000) en armas y soldados.
Como lo dije esta mañana, no puede ser que América
Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es
el enemigo nuestro?
El enemigo nuestro, presidente Correa, es esa
desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el
analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos
la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los
aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la
degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente
nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no
estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Uno va a una universidad latinoamericana y todavía
parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó
que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de
Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo
distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la
gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores,
casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los
latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras
nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre
todos los ismos ¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo,
liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…etc, los asiáticos encontraron
un ismo muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el
pragmatismo . Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping
visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios
vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y
dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga
Marcha: Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el
gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones . Y si
hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que la verdad
es que enriquecerse es glorioso. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el
79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes
de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que
haber enterrado hace mucho tiempo atrás. La buena noticia es que esto lo logró
Deng Xioping cuando tenía 74 años.
Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a
nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a
cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.
Muchas gracias.
Tomado de http://www.barrabes.biz/barrabes_and_friends/discurso-del-presidente-de-costa-rica-oscar-arias-en-la-cumbre-de-las-americas-trinidad-y-tobago
Tomado de http://www.barrabes.biz/barrabes_and_friends/discurso-del-presidente-de-costa-rica-oscar-arias-en-la-cumbre-de-las-americas-trinidad-y-tobago
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