Son pocos frecuentes las sorpresas que uno recuerda nítidamente en la vida. Una de ellas fue cuando me asignaron realizar un trabajo de investigación sobre literatura hondureña, nos tocó invitar a doña Helen Umaña, el universitario hondureño que no conozca a doña Helen esta jodido. Pero se justifica un poco por la falta de lectura y mala promoción cultural que le dan a los artistas hondureños de todos los ramos.
La otra sorpresa fue cuando me di cuenta quién era Arnol Rivera.
El proyecto era en grupo, a cada uno le tocaba gestionar la conferencia de un escritor y se me ocurrió proponer la invitación de doña Helen Umaña, mis compañeros de equipo entre ellos Arnol, recibieron la idea con ciertas dudas, pues doña Helen es una intelectual de renombre internacional, en ese entonces trabajaba en la UNAH. Ya la había conocido unos años antes, cuando quise pasarme a estudiar a la Universidad Autónoma. Quedé sorprendido, es una mujer hermosa en toda la dimensión de la palabra. Elegantemente sencilla, escondiendo prepotencias y aires intelectuales. Cedió sus manos a las mías con un saludo sincero y honesto. No lo podía creer, tenía frente a mí esa hermosa señora que años atrás en la biblioteca de la Escuela Normal Mixta del Literal Atlántico en Tela, la descubrí en libros sobre crítica literaria, la mujer que ha recogido todas las penas, sueños, ideales, desgracias, pasiones y bellezas del universo literario hondureño.
Esa humildad y sencillez es lo que me llevo a pensar en la posibilidad de invitar a la escritora a Ceiba.
Por lo único que ella no hubiera podido era al temor nuestro de algún viaje que pudiera realizar en al momento del evento cultural. Al final doña Helen Umaña fue la sensación en Ceiba, entre académicos de la pedagógica y compañeros.
Haber conocido al compañero Arnol Rivera, fue sorpresivo, saber quién era en realidad en una de esas gestiones para llevar a doña Helen y en medio del tráfico san pedrano me dio a entender quién era.
—¿Te acuerdas de aquella canción, Paco el hulero?—Si claro que si, le respondí.
—Y de la otra, no sé si la escuchaste, “aquí está tu pedacito” –Si hombre esa rola sonó bastante en Honduras. Agregué ya un poco impaciente.
—bueno, yo fui el vocalista de ese grupo que se llamó Bakkan.
No lo podía creer al momento, pensé que estaba bromeando.
—Pero si yo pensaba que ese era un grupo argentino. —le dije con sorpresa.
—Eso pasa cuando los hondureños siempre creen que lo bueno es extranjero. —criticó.
Y con esas palabras me dio una lección sin necesidad y vergonzante. Fui a buscar esas canciones a YouTube, todavía un poco escéptico. Era cierto –es el vocalista de Bakkan—pensé. Escuché de nuevo esas canciones: “Paco el hulero” y “Tu pedacito”, “Corrido a Honduras” y “Amor de maquilador” y mi adolescencia volvió de nuevo.
El ingenio hondureño abunda en las plazas, en la calle, en el parque y dentro de esa canción “Tu pedacito”, no tan sublinalmente y sin prestarse mucho al sentido común hay ingenio y arte.
Una canción para algunos vulgar pero siempre la vi como parte de realidades y experiencias de la vida cotidiana sobre todo en el tabú de la sexualidad.
El ritmo pegajoso con un rock suave, y original. Bakan nos deja a la cultura musical un legado que permanece.
Hoy es 21 de octubre y mis alumnos celebraran esta semana, por supuesto que las canciones de bakan son para un público adulto. Pero hay otros artistas hondureños como Polache, Guillermo Anderson, Mario de Mezapa, Café Guancasco, Karla Lara y muchos otros que a partir del 2000 se han ganado un espacio en nuestros corazones.
Maestros hondureños no desviemos esta fecha, hagamos murales con la leyenda: “ 21 de octubre Día del Artista Nacional” y enseñemos canciones de ellos, sus fotografías y poemas como “La Casa de la Justica” de Roberto Sosa. Mis alumnos ensayan conforme a la interpretación de Karla Lara, tan maravilloso poema. Promovamos la cultura artística en nuestras aulas, en nuestras acciones esta dar a conocer el legado de estas personas.
Las razones son obvias para pensar que si Arnol Rivera, hubiera nacido en Mexico o Argentina fuera reconocido, quizá tuviera un contrato permanente con Televisa y en Argentina anduviera junto a Miranda o estuviera con Gustavo Cerati solidarizándose con el estado de coma que padece.
No es que este mal en Honduras, acaba de terminar la Universidad graduándose de Licenciado en español con especialidad en Literatura. Es empresario, administra una institución privada educativa, casa, carro. Está bien y poco a poco estará saliendo de la clase media, sin perder las convicciones políticas, porque es un resistente a morir.
Estoy seguro que Arnol Rivera escucha con nostalgias un futuro entrañable y mejor en el mundo musical.
Pero tal vez en este momento, en algún mundo paralelo, en otro universo, en otra tierra Emilio Estefan esté produciendo sus últimos éxitos.
Escrito por Josué Edmundo Polanco.
Algunas canciones de Bakkan
Algunas canciones de Bakkan
MI pregunta es donde estan esos artistas hoy, tanto talento!!
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